1. ¡Oyeme, Dios! He pecado... ¡Y ya estoy arrepentida!
¿Es posible, Padre mío, que sea así toda mi vida?
2. ¡Me lo he propuesto mil veces! No caer en tentación.
De nuevo vuelvo a caer en la primera ocasión...
3. ¡No es mía toda la culpa Esta culpa es compartida.
Pues me has dado "cualidades" que hacen difícil mi vida.
4. Ya sé que mi cuerpo es polvo y que al polvo he de volver...
Pero lo hiciste atrayente ¡Y yo lo aprendí a mover!
5. Me dicen cuando camino que recuerdo a las palmeras.
Dicen que es muy inquietante el vaivén de mis caderas.
6. ¿Quién esculpió estas curvas que despiertan tanto brío?
¡Yo adoro al escultor! ¡Tú lo sabes, Padre mío!
7. Dicen que mis ojos brillan con destellos de pecado...
¿Acaso soy yo culpable? ¡Tú los has iluminado!
8. ¡Te esmeraste con mi cuerpo! Hacerlo lleno de gracia
y prodigarle atractivos ¡fue para mí una desgracia!
9. Pero mi pesar mayor me lo produce otra cosa:
No poder evitar ser demasiado generosa...
10. ¡Y lo peor, Padre mío! No lo hago por caridad.
Siento hervir dentro de mí ¡una imperiosa ansiedad!
11. Desde mi punto de vista yo nací con mala estrella:
¡Qué buena combinación ser dadivosa y ser bella!
12. Siempre quise ser virtuosa. ¡Y lo intento con denuedo!
Hasta que hierve mi sangre... Ser juiciosa ya no puedo.
13. ¡Eres tú el responsable de que sea apasionada!
Perdona, Dios, mis excesos... ¡Yo quiero ser perdonada!
14. ¡Mi Dios, qué linda es la vida! Mi existencia es placentera.
Otros la viven molestos. Yo la vivo a mi manera.
15. Pero algo existe que empaña el cristal de mi existencia.
¿Cómo, Dios, se te ocurrió añadirnos la conciencia?
16. Pues si no fuera por ella ¡Qué gran vida me daría!
No abría arrepentimiento. ¡Nada a mí me pesaría!
17. Mas no olvidaste el detalle. Y esto sí que es un reproche:
¡Me pusiste adentro un juez que me juzga día y noche!
18. Lo encuentro en mi cigarrillo y en mi vaso de bebida.
Es el tercero del lecho ¡y se mete en mi comida!
19. ¡Ay, si no fuera por él, cuánto, qué feliz sería!...
O quizás por mis deseos de un exceso moriría...
20. Talvez deba agradecer a ese juez de la conciencia.
Pues por él estoy sintiendo dentro mío tu presencia.
21. Invoco, Padre y Señor, tu bondad conmovedora.
Perdona, mi Dios, perdona ¡a esta pobre pecadora!
VERA VALDOR