viernes, 12 de noviembre de 2010

LOS CEMENTERIOS

1. Suelo pasear en silencio por los senderos desiertos,
por el perímetro triste del asilo de los muertos.

2. Macabra imagen contínua que dibujo con detalle.
Sorda realidad que logra que mi vanidad acalle.

3. No veo, sólo imagino rictus de postrer dolor.
Y creo que estoy oyendo un doloroso clamor.

4. En caja desvencijada el misterio de la muerte.
Cuerpo yacente librado a su destructora suerte.

5. Y en la entraña putrefacta un murmullo aterrador.
Miríadas de gusanos en necrófila labor.

6. Procesión inacable de la muerte y de la vida.
Esta visión dolorosa en mí produce una herida.

7. Una herida irrestañable. Me lacera la impotencia.
Saber que es inevitable entristece mi existencia.

8. Orden de cosas normal que no puedo digerir.
No me resigno y espanta saber que voy a morir.

9. Impotente yo me siento como cayendo a un abismo.
La destrucción de mi carne me conduce al narcisismo.

10. Quiero lucir mis vaivenes de elocuente hembra humana.
Jactarme de los relieves que no he de tener mañana.

11. Pasear ufana mis curvas. Satisfacción necesaria
ante la triste certeza de mi belleza precaria.

12. Paso por el cementerio. Y aunque me resulta duro,
no lo admito pero sé que es mi destino futuro.

13. Aunque suene a irracional, lo que más a mí me aterra,
es sentir frío o calor cuando repose en la tierra.

14. Pienso que al pobre cadáver el frío ha de golpear.
Y que el tórrido calor a su carne ha de abrasar.

15. Quisiera que se cumpliese esta esperanza postrera:
Que reine sobre mi tumba una eterna primavera.

VERA VÁLDOR

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