1. En la alta madrugada suelo a veces escuchar
gritos de angustia en sordina que no puedo soportar.
2. Provienen de mis entrañas. De mi útero gastado
convertido en mausoleo de los seres que he matado.
3. Mi útero es un castillo por mil fantasmas poblado.
Son las almas de inocentes cuya vida he cercenado.
4. Es asilo ese castillo de tenebroso dolor.
Quedó atrapado el recuerdo de los frutos de mi amor.
5. De un amor muy egoísta que se nutrió de placer.
Sembró simiente de flores que no dejó florecer.
6. Mis hijos que no nacieron quedaron dentro de mí.
Saqué su carne a pedazos. Mas el alma quedó allí.
7. Yo les quebranté la vida. Y sé que se están vengando.
Me hieren sordos murmullos. Siento que se están quejando.
8. Tristes fantasmas sin rostro. Su reproche es el quejido
que escucha mi corazón vanamente arrepentido.
9. Recuerdo que en mi niñez mis oídos asombrados
recogían mil historias de castillos embrujados.
10. Uno de ellos quedó aquí. En el centro de mi ser.
Los fantasmas que lo habitan mucho me hacen padecer.
11. Están dentro de mi cuerpo. Sus carnes pude quitar.
Mas sus almas sollozantes no puedo desarraigar.
12. Mil fantasmas que tapizan mi cavidad uterina,
me reprochan con sus quejas el haber sido asesina.
VERA VALDOR
viernes, 22 de abril de 2011
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