HABLANDO CON MI CAMARADA

1.A ti te hablo, Dios mio. Hoy no te quiero rezar.
Me siento ya muy cansada y sin ganas de luchar.
2.¡Querido muchacho mío! ¿Me disculpas el decir?
Hoy estoy muy contrariada. Yo no te puedo mentir.
3.¡Ya estoy harta de la vida! Me cansa la adversidad.
Sólo veo en este mundo expresiones de crueldad.
4.Tú eres una excepción. Lo dije en mil ocasiones.
Por ello siempre te tengo presente en mis oraciones.
5.Contigo soy verdadera. ¡A un lado la hipocresía
que me obligan a emplear con la gente día a día!
6.Soy auténtica contigo. Tienes toda mi confianza.
Para mí eres escudo contra ruindad y asechanza.
7.Sabes que te considero como mi mejor amigo.
Y procedo en consecuencia comportándome contigo.
8.Creo ser fiel camarada. Cuando hubo bonanza aquí
-no sólo en los malos tiempos- yo me estreché junto a ti.
9.Fuiste eterno convidado a los goces de mi vida.
No sólo he pensado en ti al sentir mi alma herida.
10.Ahora me siento mal. Cansada estoy de luchar.
¡Oye, muchacho, yo creo que me debes ayudar!
11.Te estoy pidiendo, bien claro, que me saques de este pozo.
Mi corazón necesita un poquito de reposo.
12.Pues ya no aguanto la espera de que mejore mi vida.
¿Cómo y cuando me ocurrió? ¿Por quién estoy maldecida?
13.Suelo a veces meditar y me siento atribulada.
Detrás mio un gran misterio. Y por delante, la nada.
14.Siempre me surgen preguntas. De donde vengo, quien soy,
para qué vivo esta vida, quien me guía, adonde voy...
15.De todo ésto sabes mucho. Pues tómame de la mano
y explícame qué es el mundo y el misterio de su arcano.
16.Caminemos como amigos recorriendo este sendero.
¡Acompáñame, muchacho! Es tu ayuda la que espero.
17.Hazme entender que este mundo no es el caos que yo vislumbro.
Eres sol radiante y yo con un fósforo me alumbro.
18.Caminando junto a ti no me preocupa la gente
que me vea hablando sola. Para mí tú estás presente.
19.Es normal que los demás no nos vean a los dos.
¡Pobres! ¡No han de darse cuenta que estoy andando con Dios!

VERA VALDOR