domingo, 23 de mayo de 2010

EL HAMBRE MATÓ A MI NIÑO

EL HAMBRE MATÓ A MI NIÑO

¡Silencio, mundo espantoso!
Quiero que oigan mi grito.
Que el mundo entero lo sepa:
¡Hoy ha muerto mi angelito!

Mi niño murió de hambre.
Yo no pude ser capaz
de encontrar un alimento
para que viviera más.

Mis pechos cuelgan exangües.
Pobre madre desnutrida.
Se secó mi manantial.
No pude darle más vida.

Hasta la última gota
de mis pechos exprimidos
a mi niño le entregué
prolongando sus latidos.

Esta triste criatura
tuvo una larga agonía.
Yo impotente, desolada,
veía que se moría.

Imploré, pedí una ayuda.
Los p0rtales se cerraron.
Muchos son los responsables,
los que a mi niño mataron.

Acudí a los palacios.
Golpee en vano muchas puertas.
Supliqué por pan o leche.
Pedí sobras de sus fiestas.

Cien excusas diferentes.
Una firme negativa
impidió saciar el hambre
de esta madre fugitiva.

Fui fugitiva del hambre.
El hambre nos alcanzó.
Ya mató a mi pobre niño.
Muy pronto moriré yo.

Mi niño está en piel y hueso.
Es vidriosa su mirada.
Su piel casi transparente
y su pancita abultada.

Sus ojos miran sin ver.
Los míos ya se han secado.
Siento que un sordo rencor
en mi pecho se ha instalado.

¿Por qué ha muerto mi niño?
¿Por qué mueren por docenas?
¿Se acabaron en el mundo
todas las personas buenas?

¿Por qué millones de seres
viven en un negro abismo?
¿Es que se adueñó del mundo
un insensible egoísmo?

¡Qué mundo tan miserable!
¡Qué horrible cobardía
permite que estén muriendo
miles de niños por día!

Alguien nos malgasta el trigo.
Despilfarra el alimento
que Dios quiso que sirviera
a los niños de sustento.


Mi niño se está enfriando.
Yo no lo quiero enterrar.
Por los campos y ciudades
su cuerpito he de pasear.

Voy a plantarme en la entrada
de los suntuosos palacios
para enrostrar procederes
llevando mi niño en brazos.

Quiero que vean su cadáver
dictadores, presidentes.
Y que así tomen conciencia
de la muerte de inocentes.

Se pone tieso mi niño.
Se está poniendo muy frío.
A Dios ya no pido pan.
Pido que me infunda brío.

Paea soportar la carga
de esta piltraca inocente.
Para que vean qué han hecho
con nuestra mísera gente.

Talvez este triste cuadro
de una madre moribunda
conmueva los corazones
donde el alimento abunda.

Quisá la horrible visión
de este despojo que quiero
ayude a cambiar el mundo,
lo transforme en justiciero.

Aunque mi bebé no viva,
podrán vivir otros más.
Util mi esfuerzo será.
Eso pido. Nada más...

Si no prestan atención
moriré desesperada.
Con mi niño entre los brazos
quisiera ser enterrada...

Enterrada en un sembrado.
Que nuestros cuerpos enjutos
sirvan de abono a la tierra
para que dé nuevos frutos.

C A N T O

Que tu muerte, mi pequeño,
abra los ojos del mundo.
Que cese ya la matanza
es mi deseo profundo...

VERA VÁLDOR
_____

No hay comentarios:

Publicar un comentario