viernes, 16 de septiembre de 2011

FANTASIAS NOCTURNAS

Sea joven, sea vieja, sea fea, sea hermosa,
no existe mujer alguna que no sea fantasiosa.

Los hombres ni se imaginan que con nuestra fantasía
adornamos nuestro mundo por la noche y en el día.

Ellos llaman fantasía al deseo femenino
de un buen tapado de pieles  ¡aunque sea de zorrino!

Al pasar por la vidriera de una buena joyería
y mostrarles, insinuantes, un collar de pedrería

y comentar al descuido  "¡Qué bien en mí luciría!"
suele el hombre responder  "¡Déjate de fantasía!"

Pero mucho se equivocan. No sólo joyas deseamos.
Con cositas más sencillas las mujeres fantaseamos.

En lecho matrimonial en la alta madrugada,
ella suele no dormir.  Fantasea desvelada.

A su lado está el marido.  Rendido por su labor
duerme muy profundamente y se olvida del amor.

Ella piensa en voz muy baja  "¡Cómo duerme este cretino!
¡Se interesa únicamente por la comida y el vino!

¡Está gordo como un cerdo!  ¡Eructa ajo y picante!
¿Qué hago yo aquí a su lado, candente, febricitante?

¡Durmiendo está como un tronco!  ¡En medio de gran sopor,
ronca, muge, silba y ladra!  ¡Y yo pienso en el amor!

¿Qué estás haciendo, mujer, arrojada en esta cama?
¿Qué estás haciendo, desnuda, junto a un ser que no te ama?

La respuesta ya la sé y como no hay más remedio
acudo a mi fantasía para librarme del tedio.

Hoy vi al  nuevo barrendero.  Joven, muy bien parecido,
elegante mameluco.  ¡De andar  elástico, erguido!

¿Por qué no será ese peón apuesto príncipe azul
que a su alcoba me transporte envuelta en un suave tul?

¡Yo yo aquí con este tipo!  Tan sinvergüenza, tan ruin
que ya no le importa nada.  ¡No usa más el peluquín!

Vuelta a soñar con el joven.  ¡Hermoso peón de limpieza!
¡Lo cubriría de besos de los pies a la cabeza!

¡Y yo en mi cama con éste!  ¡Ahora le da por chillar!
Debe soñar que es un mono.  No lo quiero despertar.

Si lo llego a despertar ¡diría alguna pavada!
Yo después lamentaría mi fantasía quebrada.

Sigo gozando mi sueño.  ¡Ay, qué fuerte que está el peón!
¡Si blandiese gran espada en lugar de escobillón!

¡Si montase en un corcel irradiando su hermosura!
En cambio lleva con él ¡Sólo un tacho de basura!

¡Para mí es carruaje el tacho!  Y prosiguiendo mi sueño,
quiero en él ser transportada  ¡a los brazos de mi dueño!

Me veo entrando al palacio.  ¡Siento palpitar mi pecho!
El príncipe suavemente me deposita en el lecho...

¡De repente oigo un grito!  "¡María!  ¡Qué te ha pasado?
¡Todavía estás durmiendo!  ¿Ya tenés listo el asado?"

Príncipe Azul, barrendero ¡Salva a esta esclava amorosa!
¡Rescátame de la infamia de mi vida tan tediosa!

La gula que lo domina ¡interrumpió su dormir!
¡Ay, divina fantasía que me ayudas a vivir!

VERA  VALDOR

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