viernes, 27 de mayo de 2011

UN PAÑAL COMO BANDERA

1. ¡Qué mundo saturado de mentiras!
Antagónicas facciones de este mundo
luchando por mundial hegemonía,
amenazan con conflicto tremebundo.
2. Sorda lucha de tristes intereses.
Disputando riquezas materiales
cual ciegos y colosos mercaderes,
ellas dicen guerrear por ideales.
3. Aduciendo ante los pueblos de la tierra
que todos por la paz quieren luchar,
invierten cantidades siderales
en armamentos para aniquilar.
4. La energía nuclear puesta al servicio
de horribles instrumentos de la muerte.
Ruina total se cierne sobre el mundo.
Quiebra parcial si el mundo tiene suerte.
5. Los profetas del nuevo Apocalipsis
ya no anuncian caballos galopantes.
Con bombas y misiles dirigidos
nos matarán más rápido que antes.
6. ¿Es que nadie reacciona en este mundo
ante el brutal peligro que se cierne?
¿Es que tú crees, irresponsable ingenuo,
que este problema a ti no te concierne?
7. ¿Cómo puedes ser tan indiferente
permaneciendo en la inmovilidad?
¿No te conmueve el caos que se avecina
aniquilando a nuestra humanidad?
8. A las madres del mundo hago un llamado:
Que extiendan por el orbe su clamor.
Que griten y protesten noche y día
y defiendan el fruto de su amor.
9. Nuestro grito, clamor desesperado,
no debe detenerse en la frontera.
¡Inundemos de lágrimas el mundo
sosteniendo un pañal como bandera!
VERA VALDOR

viernes, 20 de mayo de 2011

A MI, POR FIN, ME ESTA SOBRANDO TODO

1. Ya no quiero ni joyas ni vestidos.
No quiero saber nada con mis pieles.
¡Basta ya, vanidades terrenales!
Probar quiero en mi vida, de otras mieles.
2. He llegado a una triste conclusión:
Se rinde culto al mundo material.
Se cuidan y atesoran mil objetos,
desdeñando la esfera espiritual.
3. La torpe vanidad nos origina
grosera sensación de posesión.
¿Adonde irán las cosas materiales
cuando yazga la dueña en un cajón?
4. Olvidado mi nombre por el mundo,
por muchos olvidada mi existencia,
mis objetos en manos de otra gente
¡mantendrán su valor y su vigencia!
5. Las cosas de mi entorno material
¡sin duda vivirán más que su dueña!
Y valdrán mucho más que mi cadáver...
¡Qué sombría verdad, poco halagüeña!
6. Dedicaré el resto de mi vida
a cultivar lo que se irá conmigo:
la amistad, el amor, la comprensión,
lo que sólo se obtiene de un amigo.
7. ¡Yo quiero reservar mis emociones
para exclusivo goce espiritual!
Y derramar mi amor sobre la gente...
llenar su corazón con mi caudal.
8. Al alaciar las penas de mi hermano
he de cumplir magnífica mision.
Y llegaré a vencer así a la muerte
¡siguiendo impulsos de mi corazón!
9. ¡Basta ya de señuelos materiales!
Mi vida he de encarar de nuevo modo.
¡Basta de pieles, joyas y vestidos!
¡A mí, por fin... ¡Me está sobrando todo!
VERA VALDOR

jueves, 12 de mayo de 2011

SOY...¡ESCARCHA DE NIEVE Y FUEGO!

1. Algunos dicen de mí que soy muy indiferente.
Eso corre por allí y lo repite la gente.
2. Indiferente...al amor. Insensible...a la caricia.
Que no alcanzo a comprender que amar...es una delicia.
3. Que soy fría en exceso. Que soy témpano de hielo.
Que no busco algún varón que me sirva de consuelo.
4. Que nunca me enamoré. Que el hombre no me interesa.
Que cuando prometo amor sólo queda en la promesa.
5. Otros murmuran en cambio que yo soy mujer de fuego.
Con experiencia sobrada en el amor y su juego.
6. Que enloquezco a mis amantes al desatar la pasión.
Primero mueren de gana. Después mueren de emoción.
7. Que queda el hombre estragado como un humano desecho
después de pasar un rato en mi inolvidable lecho.
8. Que mi fuego arrollador -mujer de sangre caliente-
lleva al cielo...y extenúa a la masculina gente.
9. Opiniones muy diversas. ¡Qué mujer contradictoria!
Problema para el que escriba esta femenina historia.
10. Yo les diré la verdad. Aquí no hay contradicción.
A veces me muestro fría. Y otras...con mucha pasión.
11. No busquen en mí la culpa. Son culpables los varones.
Yo soy fría...o muy candente según sean sus condiciones.
12. Tengo en mis venas escarcha de nieve blanca en reposo.
Y así quedo, muy tranquila, con quien yo no encuentro gozo.
13. Mas la nieve se convierte en un fuego abrasador
si el varón que en mí lo enciende es hombre digno de amor.
14. Me deja a mí indiferente el hombre que yo no siento.
Que no sabe estimular mi carne y mi sentimiento.
15. Mas si encuentro al compañero que me lleve a la locura,
dispuesta con todo estoy a lanzarme a la aventura.
16. Si no acusé una caricia, si mi carne estuvo ausente...
es que el hombre de esa noche no supo hacerse presente.
17. Cuando despierta un varón toda mi sensualidad,
a mi misma me sorprende mi ardiente bestialidad.
18. Tiene razón uno y otro, en su diversa opinión.
Yo soy mujer que reacciona ¡según sea su varón!
19. Sólo él es responsable. Yo sólo sigo su juego.
Dos cosas hay en mi sangre: ¡Escarcha de nieve y...fuego!
VERA VALDOR

jueves, 5 de mayo de 2011

LA LUNA EN EL CHARCO

1. Llovió copiosamente todo el día. Aceras y calzadas empapadas.
El agua de las nubes se arrojaba sobre asfalto y baldosas inundadas.
La lluvia en llovizna se trocó. Lentamente dejó de lloviznar.
El cielo despejose poco a poco. En un pequeño espacio azul oscuro,
dibujose la reina de la noche.
Lentamente aumentó su intensidad. Precisó su perfil con nitidez.
El telón de las nubes fue quitado. Y la luna... soberbia y vanidosa,
exhibió nuevamente su esplendor.

2. Mirándola, pensé que era ladrona de la luz del gran sol que la
adornaba. Dejando metafóricas figuras, a la luna dejé de contemplar.
Salí de mi refugio protector y seguí por mi senda ya trazada.
Mas no pude olvidar aquella luna. Volví a verla en un charco reflejada.
Nuevamente serena y majestuosa, su vanidad excesiva la obligó
a ponerse al alcance del viandante, aquel que cabizbajo transitaba
sin alzar la cabeza hacia los cielos.
¡La luna se había puesto a nuestro alcance! A mano del primero
que pasara. Reflexioné "¡Qué luna narcisista! ¡Necesita del espejo
de ese charco para ver su magnífica hermosura!"
Las baldosas mojadas eran marco de la imagen de plata inmaculada.
La luna reflejada con su marco lucía más hermosa que en el cielo.
Mas de pronto un viandante presuroso puso el pie en el agua de
aquel charco. Y aquel espejo de agua se quebró rompiéndose la
luna en mil pedazos.

3. Poco a poco se fue recomponiendo. ¡La luna recobró su majestad!
Un niño con su rauda bicicleta la imagen de la reina partió en dos.
Apenas tuvo tiempo de rehacerse y el barro de la bota de un
transeúnte fue limpiado fue limpiado en el charco lavatorio...
Arrugóse la luna nuevamente asqueada por la gotas de aquel barro.
Y en forma sucesiva aquella noche la luna fue quebrada y enlodada.
Terminó la princesa de la noche en jirones flotando en agua turbia.

4. Reanudé lentamente mi camino. De la lluvia aprendí una
lección. La luna descendiendo de su cielo poniéndose al alcance
de cualquiera, perdía su infinita majestad. ¡Pisarla era posible a
quien quisiera! Más cuadraba a su egregia condición deslizarse,
serena, en las alturas, alejada del lodo terrenal.
De inmediato asocié a la triste luna con los seres y objetos de
esta tierra que por raro designio del destino se obligan por el
lodo a transitar. Un diamante que salta de su engarce...
Una flor separada de su tirso... Una carta de amor que se
extravía... Un espíritu selecto muy sensible obligado a vagar
incomprendido.

5. La imagen de la luna me persigue. Quisiera rellenar las
cavidades que contienen los charcos de este mundo.
Y evitarle a la luna el gran vejamen de sentirse quebrada
por la nada. VERA VALDOR