viernes, 1 de febrero de 2013

SOY UNA ACTRIZ

   Soy una actriz. Respiro el escenario. ¡Qué difícil es
mi profesión!  Por ser actriz tengo excesos de sensibilidad
que debo exonerar de mi sentimiento.  Salgo al escenario
con mi gravidez emocional y conforme avanza el tiempo,
voy sintiendo una desnutrición, un estragamiento, un
deterioro. 
   Me prodigo.  Lanzo mis pertenencias anímicas y
corporales al silencio de los espectadores.  Y mi palabra
y sonrisa vuelven a mí como criminales boomerangs.
   En la soledad del escenario soy pararrayos de 
sentimientos múltiples.  Recibo el vituperio o el halago.
Y entrego las galas de mi alma hasta quedar desnuda y
extenuada.  Me regalo, me ofrezco, transmito mi emoción,
convido con mis penas y alegrías, voy desvistiendo mi 
corazón por el regocijo de entregarlo todo.
   Mi sobrecarga emocional sólo anhela evacuarse y
utiliza mi palabra, mi gesto, mi mirada, mi sonrisa, 
mi actitud corporal.
   Asperjo mis emociones al espectador a través de cuerpo
y alma enteros.  Es como si un gusano royese mi entraña
física y mental.  Siento la devastación de la tumba, el
ultraje del sepulcro.  Me siento devorada por un verme
multitudinario.  Salgo del escenario huera y triste. Los
espectadores ahítos, han banqueteado conmigo.  Me han
vaciado.
   El camarín recibe mi cadáver.  Ingiere a una mujer
muerta.  Siento una soledad inusual que nada puede
atenuar.  
   Me ha estragado el público.  Ha sorbido el rico humor
de mi sensibilidad.  Y abandono en el camarín mis
despojos: vísceras vacías... Sólo esponjas orgánicas sin
substancia ni aliento...
   ¡No me habléis! ¡Dejadme sola!  Quiero restituir mis
galas en afanosa búsqueda a través de una madrugada
larga que culminará diez horas después al despertar.
   ¡No me habléis más!  ¿No veis que me he quedado sin
sonrisas?  ¿Que mi boca ha perdido su poder de lisonja?
¿Que mis ojos ya no dispensan miradas, que son ciénagas
secas?... No le pidáis caricias a mis manos que cuelgan
marchitas de mis brazos laxos.  ¡Dejadme reposar sobre
amable diván, cubrid mis desolaciones con manta abrigada,
apagad las luces y cerrad las puertas!

    VERA VALDOR
   


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